Salimos de Baños entusiasmados con tanta actividad y con un
buen grupo de amigos con los que compartimos el día: una pareja de Barcelona
que llevan un año dando la vuelta al mundo, un brasileño un poco soso, un
italiano en viaje de negocios y dos “wendys” noruegas que sólo sonreían. Y
también muy relajados con otro baño de aguas termales (también gratis).
Estuvimos buscando ofertas de las agencias para visitar la selva
pero, todo nos pareció bastante folklórico y preparado para los turistas. Eso
teníamos claro que no queríamos así que nos decidimos a emprender camino a
MACAS un pueblo más al Oriente en el que mi amigo Diego hace años me contó una
buenísima experiencia. Un viaje de cuatro horas con una espectacular estampa de
extensión selvática a ambos lados de la carretera hasta llegar. De nuevo a visitar agencias,
dudamos bastante… y finalmente decidimos aún con la cosa de si habríamos
acertado.
Dos días adentrados en la comunidad de Buena Esperanza, tras
45 minutos en carro (como dicen aquí a los coches) y cerca de 1 hora de
caminata para llegar a un lugar donde nos esperaban dos chozas, una de la
familia shuar que nos acoge y otra la nuestra. Nuestro guía Ayuy Bolivar nos
presentó a sus 3 hijas y sólo en segundo término a su mujer que ha estado prácticamente
dedicada a su cocina durante todo el tiempo.
Hemos tenido oportunidad de darnos largas caminatas por
senderos embarrados de selva (gracias a las botas de agua que nos dieron en la
agencia) para conocer todo tipo de árboles y plantas. En la selva tienen
remedio para casi todo: unas flores para el dolor de muelas que probamos cómo
te anestesian la boca, la famosa sangre de Drago (cicatrizante excepcional),
otras para la tuberculosis, para el dolor de estómago, antiinflamatorio,…
Nosotros no dijimos que éramos médicos por si nos ponían en un compromiso.
También conocimos la huerta (quién diría que aquellos
matorrales eran una huerta!!) con sus papas chinas, yuca, piñas, ají, papayas y
otras clases comestibles que sirvieron para nuestro sustento durante estos
días. Y así, sin darnos cuenta, nos fueron picando los mosquitos a pesar del
repelente, la vitamina B y cualquier cosa que se le ponga por medio. Sólo
funcionó una hoguera de humo que hicieron con restos de un hormiguero de
termitas, ¡menudo invento!.
Hemos recorrido el río en canoa mientras nuestro amigo
Bolivar era capaz de pescar sólo con ayuda del remo. Y por supuesto, los peces
del río a la cazuela, eso se llama comer fresco. Hemos probado el tiro con cervatana. Y Otra de las costumbres shuar
de la que hemos participado ha sido la de los barros sobre el cuerpo (lo cura
todo) y después de embadurnarnos por completo y dejar secar el barro se nos puso
un tono blanquecino que sólo pudimos aliviar con un buen baño en el río.
También han hecho música y danzas para nosotros bien ataviados con su artesanía
típica.
Han sido días de auténtico aislamiento selvático sin luz ni
agua corriente. Aquí se vive con la luz solar y a las nueve ya estás aburrido
de ver la luna llena (no te deja ver las estrellas pero, también tiene lo suyo).
Las noches son ruidosas por la cantidad de vida que hay en la selva, han sido
frías y lluviosas pero, lo hemos llevado bien con ayuda de cuatro mantas. Hemos
estado sin ver un solo blanco y probando comidas exóticas muy ricas que nos
preparaba Juani (la esposa, embarazada de 6 meses). También hemos probado la Chicha, un líquido que preparan para toda celebración y que lo peor es saber que lo elaboran tras masticar la yuca y dejarla fermentar ¡puafff!.
En cualquier caso, no tenemos muchas oportunidades de experimentar lo que es
subsistir con lo que la naturaleza nos brinda y esto ha sido bonito vivirlo
aunque uno eche de menos tantas cosas que en el día a día nos pasan
desapercibidas.
Después de la incertidumbre, creo que hemos acertado: poco
folklore y mucha convivencia con otra gente sencilla que también hace lo
posible para sacar la familia adelante con ayuda de la selva y del turismo que
hasta aquí se acerca. Muy recomendable.
Viva la a ventura en primera línea. Por todo lo que vais viendo y viviendo estoy seguro que no echais en falta a Rajoy y sus amigos.
ResponderEliminarSeguimos a la espectaviva con vosotros y disfrutando de las narraciones.
A por la siguiente etapa. ¿llegan ya las Galapagos?
¿Y dónde cargabas el iPhone?
ResponderEliminarMira por dónde el urbanita se nos está asilvestrando.
Por aquí todo transcurre con normalidad...
Un abrazo a los tres. Y a los que os alojan, claro...
Por si alguien busca información para viajar a este lugar, pongo los datos de contacto directo con el guía shuar que estará encantado de hacer la acogida y le facilitará unos ingresos sin intermediarios muy necesarios para su proyecto turístico:
ResponderEliminarAYUY BOLIVAR SHIQUIA
Cabañas Awakchatay. Comunidad Shuar de Buena Esperanza.
bolivarayuy@hotmail.com
Tfno: 0980654564