martes, 18 de septiembre de 2012

DESPEGANDO

Odio hacer maletas, mochilas o similares. Mira que me encanta planificar, organizar, planear pero, lo de decidir si meto esto o lo otro, si merece la pena cargar con aquello o si llevo esto por si acaso... se me da fatal. Siempre tengo la sensación de llevar de más.
Supongo que tiene que ver con tener demasiado, más de lo que necesito. Que tiene que ver con esa necesidad de disponer de cosas, de arriesgar poco o de aferrarnos a lo material. Yo que sé...
Y según se va llenando la mochila va aumentando ese sensación en el estómago que no te hace estar como todos los días, esa sensación de vértigo que me produce abandonar las rutinas. Esas rutinas que tanto nos esclavizan pero que también nos centran y nos generan seguridad. ¿Cómo nos irá en esta historia? ¿cón quién nos encontraremos? ¿qué sensaciones experimentaremos?...
Y después esta lo que uno deja. Hay planes que te fastidia perderte y otros que agradeces no tener que vivir. El tren de la vida sigue y uno sabe que a la vuelta tendrá indefectiblemente que subirse de nuevo.
Ya hemos mirado la predicción meterológica para Quito (19º/10º). Comprobado billetes, pasaporte, unos pocos dólares, repasado el botiquín (que en casa del herrero!), cargado la batería de la cámara de fotos y repasado varias listas de tareas pendientes...
Salimos de Bilbao el miércoles a las 10 de la mañana y llegaremos a Quito a las 16,30h pero, con 7 horas de diferencia horaria, es decir, 12h y media. Tiempo para charlar, reir, leer,  divertirnos y aburrirnos, comer ese peculiar menu que ponen en los aviones, no atender a las instrucciones de emergencia de las azafatas, dormir, etc. Menos mal que el vuelo es largo, tiempo indispensable para re-programarnos, re-situarnos, compartir expectativas y miedos...
Lo que me gustaría realmente es estar ya allí, sientiendo ese olor característico que tiene cada ciudad cuando llegas...

4 comentarios:

  1. Gracias otra vez por dejarnos ser compañeros de viaje.

    ResponderEliminar
  2. Qué envidia. Sólo me sale eso. Envidia. Por el viaje y por el destino. Y por los compañeros. Qué envidia. Supongo que será envidia sana. Muy sana, porque está requeteviva la cabrona de ella. No sé si lo he dicho... ¡QUÉ ENVIDIA!

    ResponderEliminar
  3. Yo igual de envidiosa que Alberto! Me encantaría poder estar en esa nueva aventura que estáis iniciando. Me alegra mucho que nos mantengas informados.as yo es la primera vez que sigo un blogs voy a intentar subir una foto....no creo que lo consiga...... Esperare tu diario de viaje. Un besote

    ResponderEliminar