Ultimamente tengo el pensamiento (contrastado y compartido con amigos) de que hay cosas que merecen la pena ser contadas pero, con el pudor, la humildad o la cobardía de no saber si serán de suficiente interés para alguien... También tengo la duda de no saber siquiera si seré capaz de mantener el interés y la constancia que una cosa así requiere.
Y en la idea han colaborado algunos compartiendo sus experiencias blogeras, animando, insistiendo... Gracias a vosotros!
He decidido dejarme llevar. Compartir hasta donde quiera, me apetezca o el cuerpo aguante sabiendo que los amigos seréis compresivos y pacientes, como siempre.
Me ha parecido mejor hacerlo con una historia que tiene principio y final. Un viaje. Una aventura.
Un tiempo lejos, que no nos permite el contacto directo y que nos puede ayudar a permanecer y aún más si cabe a estrechar lazos.
Un tiempo compartido con otra cultura, con otras gentes... tan diferentes y a la vez tan "iguales personas" en circunstancias distintas a las de nuestro mundo.
Y un tiempo que genera sentimientos diversos que enriquecen, afirman o interpelan las propias convicciones.
Por todo ello, bienvenidos a la aventura compartida (la del blog y la del viaje).
Ánimo!
ResponderEliminarMuy bueno ese comienzo. ¡¡Qué siga la fiesta!!
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